Fue para trasladar el pebetero, que se encontraba en medio del campo de juego del Estadio Olímpico. Fue encendido por un empleado, de madrugada y sin público.
Los organizadores eligieron colocar el pebetero dentro del Estadio Olímpico, como se hizo en la edición precedente de los JJOO organizados en Londres, en 1948.
«El pebetero fue apagado durante el tiempo necesario para trasladarlo desde el centro hasta su emplazamiento definitivo en una curva, pero la llama fue conservada en un recipiente idéntico al utilizado por los comandos de marina durante su llegada al Tower Bridge el 20 de julio”, explicó Jackie Brock-Doyle, directora de la comunicación del Comité de Organización (LOCOG) en la noche del domingo.
Después del traslado y de la extinción de la llama, el pebetero, símbolo de los Juegos Olímpicos, permanece encendido normalmente durante toda la duración de los Juegos.
El emblema, con una forma similar a la de una flor, constituido por 204 pétalos aportados por cada delegación durante la ceremonia de apertura, fue encendido por siete jóvenes promesas del deporte británico y debe ser desmantelado al término de la ceremonia de clausura de los Juegos, el domingo 12 de agosto.
La ubicación, otra polémica
La decisión de que el pebetero sea sólo visto dentro del estadio también encendió la controversia. En Londres 1948, al igual que en esta edición, sólo podían observar la llama aquellas personas que asistieran al escenario principal de la cita.
Pero, según manifestaron las voces opositoras al lugar donde se ubica la llama, la capital londinense perderá, durante 16 días, el atractivo turístico de mostrar el pebetero a quienes no vayan al Estadio Olímpico.