La decisión, según asesores de su gobierno, se tomó luego de analizar el desempeño de la Policía durante este año. Su actuación durante la huelga que los oficiales realizaron en Bahía y en Río de Janeiro en febrero y en la cumbre de Río+20 volcó la balanza a favor de las Fuerzas Armadas.
Para la mandataria, publicó Veja, los policías federales actuaron de manera absurda durante su paro, obligando a los ciudadanos a vivir situaciones como la revisación de sus bolsos o el temor por tener que visualizar sus armas en las operaciones habituales.
También tiene presente el recuerdo del intento fallido de una protesta policial durante la cumbre de Río+20, algo que Rousseff vivió como una humillación.
En un primer paso a la reasignación de funciones, el Ministerio de Defensa publicó un decreto en el diario oficial por el cual se reasignan los fondos de seguridad que antes pertenecían a la Secretaría Especial de Grandes Eventos (Sesge, dirigida por un delegado de la Policía) a las Fuerzas Armadas.
En respuesta, la Sesge prepara un comunicado donde repudiará la “militarización de la seguridad pública”. Señalará, también, que el país perderá la oportunidad de mejorar su aparato de seguridad pública a partir de los eventos deportivos.