Hoy, 20 de septiembre, Encarnación conmemora los 98 años de uno de los episodios más devastadores en su historia: el ciclón que arrasó la ciudad en 1926. Este fenómeno natural, que dejó una profunda cicatriz en la memoria de los encarnacenos, transformó por completo la fisonomía urbana y social de la capital del departamento de Itapúa.
El ciclón golpeó la ciudad con una furia que pocas veces se había visto en la región, causando estragos en viviendas, edificios públicos y la incipiente infraestructura de la época. Según los registros históricos, el fenómeno dejó más de 300 víctimas fatales y cientos de heridos.
Encarnación, que por entonces era un próspero puerto comercial y un punto estratégico para el transporte fluvial y terrestre, vio cómo en cuestión de horas su pujanza quedaba reducida a escombros. Los barcos que descansaban en el puerto fueron arrojados por la furia del viento, y las embarcaciones más pequeñas quedaron destrozadas. La conexión entre Paraguay y Argentina, que en gran parte dependía de Encarnación, se vio interrumpida, afectando a toda la región.
La reconstrucción y el renacer de Encarnación
La tragedia, sin embargo, no logró doblegar el espíritu de la comunidad encarnacena. Apenas concluyó el ciclón, la ciudad comenzó a reponerse. La solidaridad entre los vecinos fue clave en los esfuerzos de reconstrucción, junto con la ayuda que llegó desde otras ciudades del país y del exterior.
El proceso de recuperación fue largo, pero durante los años siguientes Encarnación resurgió con más fuerza. La modernización urbana, que había comenzado en las primeras décadas del siglo XX, se aceleró tras el desastre. Nuevas edificaciones, más seguras y resistentes a los fenómenos naturales, se levantaron en lugar de las destruidas.
Un legado que perdura
A casi un siglo del trágico suceso, Encarnación sigue recordando a las víctimas del ciclón de 1926. Cada 20 de septiembre, la ciudad realiza actos conmemorativos que incluyen misas, ofrendas florales y recorridos por los puntos históricos más afectados por el desastre.
El legado del ciclón sigue vivo en las generaciones actuales, que reconocen el impacto que este suceso tuvo en la construcción de la identidad de Encarnación. A través de los años, las historias de sobrevivientes han sido transmitidas de generación en generación, y las lecciones aprendidas sobre la preparación frente a fenómenos naturales siguen siendo relevantes.
Fuentes consultadas: Archivos históricos de Encarnación, testimonios de sobrevivientes y registros del Diario Oficial de Paraguay (1926).