jueves, noviembre 14, 2024

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Las reducciones jesuíticas de Itapúa: Historia, cultura y cómo llegar desde Argentina

Las reducciones jesuíticas se crearon como asentamientos organizados donde los jesuitas y los pueblos indígenas, en su mayoría guaraníes, vivían y trabajaban juntos bajo una estructura religiosa y económica

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Las reducciones jesuíticas de Itapúa, fundadas en el siglo XVII por la Compañía de Jesús, no solo tuvieron un impacto profundo en la historia de la región, sino que también son un testimonio de la coexistencia y desarrollo entre los misioneros jesuitas y los pueblos guaraníes. Hoy en día, las reducciones son un atractivo turístico de gran relevancia, especialmente para quienes buscan conectarse con la historia y la cultura de la región.

Contexto histórico

Las reducciones jesuíticas se crearon como asentamientos organizados donde los jesuitas y los pueblos indígenas, en su mayoría guaraníes, vivían y trabajaban juntos bajo una estructura religiosa y económica. Estas comunidades se destacaron por su avanzado sistema de organización social y por ser autosuficientes en la producción de bienes. La misión principal era evangelizar a los indígenas mientras se les proporcionaba educación y protección frente a la esclavitud y otros abusos comunes en la época.

En el departamento de Itapúa, las reducciones de Jesús de Tavarangüé y Santísima Trinidad del Paraná son las más conocidas. Ambas han sido declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO debido a su importancia histórica y arquitectónica. Trinidad del Paraná es la reducción mejor conservada y ofrece a los visitantes la oportunidad de explorar sus ruinas, que incluyen una impresionante iglesia y estructuras que dan testimonio de la vida comunitaria jesuítica.

Santísima Trinidad del Paraná

La reducción de Santísima Trinidad del Paraná es la más grande y mejor conservada de todas. Fundada en 1706, Trinidad ofrece a sus visitantes una impresionante visión de la vida dentro de una misión jesuítica. Con sus imponentes ruinas de templos y viviendas, además de un elaborado sistema de patios y plazas, esta reducción es un ejemplo extraordinario de la planificación urbana jesuita.

Trinidad no solo servía como centro espiritual, sino también como un espacio comunitario donde los guaraníes aprendían oficios, arte, música y se dedicaban a la agricultura.

Jesús de Tavarangüe

A solo 12 kilómetros de Trinidad se encuentra la reducción de Jesús de Tavarangüe, que ofrece una experiencia única y profundamente simbólica. Fundada en 1685, Jesús de Tavarangüe es conocida por su iglesia inconclusa, que pretendía ser una de las más grandes del Paraguay colonial. Este imponente edificio nunca fue terminado debido a la expulsión de los jesuitas en 1767, pero sus restos ofrecen una poderosa sensación de lo que podría haber sido: un monumento de la fe y el arte jesuítico.

Las columnas inacabadas y los vastos espacios abiertos permiten a los visitantes imaginar la magnificencia que el templo hubiera alcanzado si se hubiese completado. A pesar de su estado inacabado, la armonía y belleza de su diseño hacen de Jesús de Tavarangüe una joya arquitectónica que se destaca en la región.

Cómo llegar desde Argentina

Los viajeros que deseen explorar las reducciones jesuíticas de Itapúa tienen varias opciones para llegar desde Argentina. La más popular es cruzar desde la ciudad de Posadas, en la provincia de Misiones, a Encarnación, Paraguay, a través del Puente Internacional San Roque González de Santa Cruz. Encarnación es el punto de partida ideal para visitar las reducciones, ya que se encuentra a tan solo 30 kilómetros de Santísima Trinidad del Paraná y a 42 kilómetros de Jesús de Tavarangüe.

Otra opción es llegar desde la provincia de Corrientes, cruzando por Ituzaingó hacia Paraguay. Este recorrido también ofrece la posibilidad de explorar otras atracciones cercanas a las misiones jesuíticas, como el embalse de Yacyretá y los parques nacionales del área.

Visitar las reducciones jesuíticas de Itapúa es una experiencia enriquecedora que transporta a los viajeros al pasado. Los sitios han sido restaurados y preservados para mostrar la grandeza de la arquitectura colonial y la historia compartida entre jesuitas y guaraníes. Además, en la actualidad, existen rutas turísticas especializadas, como la Ruta Jesuítica, que permiten a los visitantes sumergirse en este legado histórico, combinando la exploración de las reducciones con actividades culturales, gastronómicas y recreativas.

 

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