Encarnación, la vibrante ciudad al sur de Paraguay, vuelve a llenarse de vida con la edición anual del torneo infantil “Goles por mi Barrio”. Este evento, que se ha convertido en una tradición local, reúne a las escuelas de fútbol de los distintos barrios encarnacenos en una competencia que no solo promueve el deporte, sino que también transmite un potente mensaje: “Sí al fútbol, no a las drogas”.
El torneo, que se extenderá desde ahora hasta diciembre, congrega a cientos de niños y adolescentes que sueñan con seguir los pasos de aquellos jóvenes que, en ediciones pasadas, lograron dar el salto a clubes profesionales. Este evento, además de ser una plataforma para descubrir nuevos talentos, ha demostrado ser un pilar fundamental en la educación y concientización de los más pequeños sobre los peligros del consumo de drogas.
El lema del torneo refleja la visión que ha impulsado a sus organizadores a lo largo de los años. «Sí al fútbol, no a las drogas» no es solo una consigna, sino una filosofía de vida que busca alejar a los niños y adolescentes de las calles, brindándoles una oportunidad de crecimiento personal a través del deporte.
En un contexto donde muchas veces el ocio mal orientado puede abrir puertas a peligros como las adicciones, «Goles por mi Barrio» se ha convertido en una herramienta esencial para inculcar valores positivos. El torneo, apoyado por instituciones educativas, organizaciones comunitarias y empresas locales, va más allá de los partidos en la cancha: talleres, charlas y actividades complementarias forman parte del programa, con el objetivo de educar sobre la importancia del deporte como un estilo de vida saludable.
Así, “Goles por mi Barrio” se consolida no solo como un espacio de competición deportiva, sino como un proyecto social que sigue marcando la diferencia en las vidas de muchos niños y adolescentes encarnacenos. Con cada gol anotado, el mensaje se refuerza: el deporte es una vía hacia el éxito, la disciplina y la superación, lejos de las amenazas que representan las drogas.
En diciembre, cuando los equipos lleguen a la gran final, no solo habrán ganado experiencia en la cancha, sino que habrán consolidado valores que les acompañarán toda la vida. Y es precisamente ese el legado que “Goles por mi Barrio” quiere dejar en cada uno de sus participantes: la convicción de que el fútbol puede cambiar vidas para bien.